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sábado, 12 de abril de 2008

Celulares en el Preliminar

En esta entrada, me gustaría referirme a dos situaciones que me dejaron con cierta preocupación al ir a ver la tercera ronda del Preliminar de Montevideo...

1. Al llegar a la Sala de Juego, alrededor de las 21:30, me dirigí a la mesa del Cuerpo Arbitral, en donde se hallaba el Árbitro Principal, A.I. Pedro Lamas. Después de los saludos del caso, le pregunté a Pedro: ¿Alguna sorpresa en lo que va de la ronda?, a lo que me respondió: "No, por ahora todo normal." Al ver que uno de nuestros alumnos del Programa de Jóvenes Promesas, ya había terminado su partida, pregunté: "¿Y, Rodrigo, cómo salió?"... "Rodrigo perdió porque le sonó el celular", me comentó Pedro... Indignado por este acto de irresponsabilidad (de parte del chico), me dirigí hacia afuera de la Sala de Juego (en donde se hallaba Rodrigo) y con un tono de poca aprobación le dije: "¡Pero, Rodrigo, cómo es que te olvidaste de apagar el celular! ¡Cómo puedes ser tan distraído!" (o talvez en lugar de "distraído" usé algún otro adjetivo menos ortodoxo, que de momento no recuerdo). Lo cierto es que Rodrigo me comentó: "A mi no me sonó ningún celular, no traje el celular. Lo que sonó fue la alarma del reloj del reproductor de música, que tenía en mi bolsillo."

Vale la pena recordar el artículo 12.2 b (con respecto a la conducta de los jugadores) de las Leyes de la FIDE:

12.2 b. Está estrictamente prohibido traer teléfonos celulares u otro medio electrónico de comunicación, no autorizado por el árbitro, a la sala de juego. Si el teléfono celular de un jugador suena durante la partida, dicho jugador perderá su partida. El árbitro determinará el puntaje que le corresponde a su oponente.

En particular, conviene prestar atención a la expresión "medio electrónico de comunicación". No se refiere a cualquier dispositivo electrónico, sino a aquellos que tienen que ver con la comunicación. No es difícil entender cuál es el espíritu de esta ley.

2. Unos minutos después, seguía en las proximidades de la mesa del Cuerpo Arbitral, ensimismado en la peregrina tarea de entender qué regla de la FIDE se estaba aplicando, para que se le sancionara a Rodrigo con la pérdida del punto. Me asusta la idea de que si me suena la alarma de mi Citizen, deba perder la partida. En esos momentos, le sonó el celular (ese sí, de verdad) a uno de los espectadores, el papá de uno de los jovencitos que está jugando el Torneo. Amablemente, aunque sin demasiado diálogo, lo expulsaron de la Sala. Fue entonces que le comenté al Árbitro Principal: "Pero, Pedro ... ¿Qué parte del Reglamento de Fide o del Handbook exhorta o dice que el Árbitro deberá expulsar a un expectador por el mero hecho de que le suene su celular?" Pedro me contestó que en algún lado estaba, que lo había leído...

Cabe recordar el artículo 13.7 de las Leyes de la FIDE:

13.7 a. Los espectadores y jugadores de otras partidas no pueden hablar o interferir de cualquier otro modo en una partida. Si fuera necesario, el Árbitro puede expulsar a los infractores del recinto de juego.

b. Está prohibido para todos el uso de teléfonos celulares dentro del recinto de juego o del área que determine el Árbitro.


En el artículo 13.7 b no dice en absoluto que el Árbitro esté compelido a expulsar a un espectador porque su celular ha emitido algún ruidito. Lo único que dice es que no se puede usar el celular dentro de la Sala de Juego o áreas designadas por el Árbitro. Y el artículo 13.7 parte a), tampoco afirma que el Árbitro deberá expulsar a un espectador porque se haya "portado mal". La expresión "si es necesario", no significa otra cosa que "llegado el caso, si hubiera que hacerlo", el Árbitro tiene la potestad de hacerlo.

Hay que destacar, no obstante, que luego por algún motivo el Equipo Arbitral tuvo cierta elasticidad, delicadeza y tolerancia, porque el espectador expulsado volvió a la Sala de Juego, y no se le notificó nada más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué tal. Hablando de reglamentos, sería muy importante que el mismo se publicara antes de comenzado el torneo, por ejemplo en la página de la FUA, para luego no tener sorpresas.

Digo esto porque falté a la segunda ronda sin aviso y me eliminaron del torneo. Y la verdad que no sabía esta reglamentación.

En la primera fecha llegué sobre el comienzo por lo que no pude escucharlo.

Y leerlo antes de comenzar la primera ronda, con todo el bullicio que siempre hay en esas ocasiones, más la impaciencia de los jugadores por empezar, tampoco me parece lo más conveniente.

Antonio Fernández

Anónimo dijo...

Falta autoridad, la campanilla es un buen intento, pero tocada sin autoridad hace más grave el desprecio. Evidentemente, un árbitro debe de tener un carácter fuerte... No cualquiera puede arbitrar un clásico en el fútbol, y siento claramente que hay presencias entre los jugadores que pesan más que el grupo de árbitros, el de cancha y los líneas, quienes deben tener la firmeza de carácter que les permita soportar las presiones de la cancha y, la que es peor aún, la de la hinchada.

Pero, es evidente que la competencia, competencia como lucha de poderes, busca la forma de poner arbitrajes más tiernos que firmes, y no estoy diciendo con esto que deban imponerse con acciones si no que solo con su presencia las cosas se ordenen, es difícil encontrar un árbitro así, y en el ajedrez es más dificil que en el fútbol... Pues como dice mi Maestro... EL AJEDREZ ES EL DEPORTE MÁS VIOLENTO.

Y como todo se plantea en un contexto de lucha de poderes, de personas contra personas, de grupos contra grupos, el ambiente está cargado de tensión, y nadie quiere abrir una columna para que entre la torre del otro, así lo que pudiera ser aporte se recibe como critica destructiva. Las blancas y las negras son complementarias pero nadie las ve así... todos las ven como opuestas, etc.

Pablo Caravia

Anónimo dijo...

Pésimo arbitraje... Los tres árbitros en principio me parecen buenas personas, pero hubo muchas cosas que no están correctas.

Por ejemplo, ayer en la octava ronda mi contrincante escuchaba sus auriculares. Por ejemplo, en la séptima ronda en la partida de Saralegui y Sosa Machó, el simpático ex campeón nacional Pedro Lamas, árbitro del torneo, estaba analizando el final que se daba en el pimpón, y cuchicheando con Nahuel González la línea de juego que el veía ganadora... Nahuel, a su vez, cuchicheaba con Sanguinetti que miraba socarronamente negando con la cabeza.

El árbitro en vez de participar de esto debería con su presencia eliminar estos actos que interfieren sobre los jugadores competidores.

Los árbitros se deben infundir de una presencia tal con la que no deban tener que estar pidiendo silencio a los gritos al final de las rondas, gritos con los cuales no acallan nada e interfieren más en las personas que todavía están en juego y con poco tiempo.

Me da la sensación de que los árbitros no son imparciales, que simpatizan más con unos que con otros, aun en el momento de arbitrar, y creo que tienen demasiado poder o demasiadas tareas que se deberían de distribuir entre más personas.

Este torneo es más grande que el sub veinte que se hizo en el Club Español, en donde había un gran despliegue de personal en diferentes actividades y que con su presencia marcaban la corrección del ambiente.

Los discípulos de Roselli, en todas las rondas, no dejaron de pararse a cuchichear sobre las partidas que estaban jugando, y he escuchado hacerse sugerencias como por ejemplo que evite lo más posible el cambio de damas en un caso, y en otros casos estos cuchicheos fueron en desmedro de ellos mismos como en la partida de Nicolás Cucchi con Marcelo Ghougassian. Nico se para repetidamente a comentar los errores estrategicos de su oponente, y sin salir de la apertura y sentándose aun con las sonrisa en la cara por los comentarios, tapa un jaque de dama con la dama y la pierde, pues viene el alfil de Marcelo a la misma diagonal clavándosela, toca la dama e inmediatamente se da cuenta del error y sus ojos miran con achicamiento a su entorno... Marcelo pone la D en su planilla... Nico piensa... no hay otra... y se rinde. Así le debe de haber pasado en la partida que perdió conmigo en la primera ronda, en la cual se notaba la imponente presencia de Bernardo... y Nico se fue corriendo con la cola entre las patas, algo anda mal...

En la partida con Marcelo cuando viene el simpático Pedro Lamas a levantar la planilla le comenta a Nicolás en voz baja... Mira, ahí viene Roselli, algo anda mal... sin duda.

En la ronda en donde Riverol pierde con Nahuel, ya en el final, unas 15 personas estaban alrededor de la mesa, todos ajedrecistas que saben que su presencia interfiere en el tablero, hinchas de uno o del otro o de ninguno. Pedro sentado en la mesa arbitral recibiendo planillas, y los otros dos árbitros, ambos mirando la misma partida allá por la mesa 20, mientras en la mesa donde se jugaban la clasificación y ya en el pimpón que baja y sube de los 10 segundos al minuto, minuto y medio, ningún juez.

Desde allá se escuchaban los gritos esporádicos de los jueces pidiendo silencio con aparente firmeza... Al rato del pimpón viene Pedro Lamas y pidiendo permiso y cansado se pone una silla al lado de la mesa. Un error en el tablero de Riverol por un error de actitud frente al público y al juez, busca y hace una línea que nadie halla visto... Pero es una línea perdedora, entrega un alfil y no ve que no corona y sigue con bochorno porque Nahuel tampoco ve claramente la línea ganadora, murmullos y tensión después de mas de 4 horas de juego, cansancio hasta en el arbitro bonachón... y Riverol extiende la mano rindiéndose, firma y se va... Sale de la sala a respirar aire fresco.

Algo anda mal, pareciera que los organizadores y los jueces hincharan por los jóvenes, se siente la no imparcialidad, no manifiestamente, pero se nota... se percibe.

Lucha en el tablero y lucha fuera del tablero, personas contra personas, grupos contra personas y grupos contra grupos, son pocos y se conocen... Y de a poco yo los voy conociendo, y veo que nadie es lo que parece.

Pablo Caravia

Daniel Nacelle dijo...

Sin lugar a dudas en nuestro pequeño y querido país tenemos mucho para mejorar en Ajedrez. Tanto a nivel de nosotros los jugadores y aficionados (me incluyo)asi como los árbitros y dirigentes. Sin lugar a dudas Pedro, a quien conozco y aprecio desde hace muchos años, ni los otros árbitros actúan de mala fe, pero si he visto reiteradamente que padecen importanes limitaciones conceptuales a la hora de interpretar y aplilcar las disposiciones reglamentarias. Pienso que el amateurismo, la falta de estudio sistemático, la falta de práctica continua y de intercambios a nivel internacional son las principales causas que afectan a la baja nuestro nivel nacional. Lamenablemente, jugadores y árbitros padecemos las mismas limitaciones. Lo que debemos rescatar es que responsablmente, de buena fe, con mucho respeto y fraternalmente, nos pongamos manos a la obra, cada uno en lo suyo pora superarlas. Estas instancias sin lugar adudas contribuyen a ello.

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