Promediando la mitad de las pinceladas sobre el Campeonato Uruguayo 2011, intercalamos una nota que nos ha enviado nuestro amigo Don Mario Saralegui.
Algunos apuntes sobre la Final del Campeonato Uruguayo de Ajedrez 2011.
La fase final estuvo muy bien organizada; pero, en esta oportunidad, no vamos a hablar de aspectos organizativos ni administrativos. Nos centraremos en aspectos técnicos de algunas partidas del torneo y en el desarrollo de los momentos críticos del mismo.
Antes de comenzar esta competencia, se me preguntó: qué pensaba del torneo y quiénes ocuparían los primeros lugares. En estos casos, es muy difícil dar una opinión, por diferentes factores que hay que tener en cuenta, pero como había de dar una respuesta, contesté que el candidato natural era Andrés Rodríguez, y con esto no descubría nada. Muy cerca de él, Bernardo Roselli, y un poco más atrás, Manuel Larrea, el campeón 2010.
Cabe destacar que no puse a Salvador Alonso como candidato, porque no competía por el título. Tampoco a Martín Crosa, ya que si bien es cierto que Martín había ganado con autoridad el Campeonato Uruguayo 2003 y había participado en el Campeonato 2010, en la actualidad estaba alejado de las competencias y esto era un factor determinante.
Con respecto a Bernardo Roselli, no es de extrañar que haya obtenido el título, como tantas otras veces, dado que aunque tuvo dificultades en alguna partida, el haber obtenido quince veces el máximo galardón de nuestro país, marca evidentemente una fuerza ajedrecística muy difícil de superar y un jugador preparado para este tipo de torneos.
Qué decir de Andrés Rodríguez, reconocido por el propio Roselli, y por la mayoría, donde también me incluyo, como el mejor jugador de ajedrez de Uruguay en toda su historia. Pero, una partida problemática la puede tener cualquiera y él la tuvo contra Sebastián Granara.
Con respecto a Manuel Larrea, en parte me equivoqué, ya que estuvo más cerca de repetir su performance del año anterior, que lo que muestra la tabla general. Me refiero a las partidas contra Andrés y contra Bernardo, donde pudo tener mejor suerte, y por lo tanto, pudo haber peleado el campeonato hasta el final.
Ante una interrogante que le manifesté, Manolo respondió que él consideraba que estaba jugando mejor que el año anterior o al menos calculando mejor. Talvez sea así, porque en su partida contra Roselli, demuestra un muy buen nivel en el medio juego, aún cuando luego se equivoca al final. Quizás su falta de resultados en ambas partidas pueda deberse al hecho que para este torneo ha empleado nuevos esquemas y esto lleva un proceso de acomodación.
Pasaremos a analizar, según mi punto de vista, los momentos críticos del torneo.
- El primero hace referencia a la partida Larrea-Rodríguez, donde Manuel, sorprende a todos, planteando una Apertura Inglesa, y donde consigue un medio juego superior.
Luego omite la jugada 23.Tf5! que le daba amplia ventaja y comete luego una serie de errores, permitiendo que la masa de peones negros centrales, avancen y hagan abdicar a su Rey.
- El segundo momento crítico es la partida Larrea-Roselli comentada anteriormente y donde las Blancas, después de una aguda apertura, realizan la notable jugada 20.Ca7!! consiguiendo una secuencia que desemboca en clara ventaja. Si bien es cierto que la clavada al Af1 es problemática, la partida pudo tener otro resultado, pero las Blancas cometen varios errores y pierden.
- La tercera partida crítica fue Roselli-Rodríguez, donde ambos rivales deciden repartir el punto, en apenas 16 movimientos de una Defensa Bogoindia. En ese momento, Bernardo llevaba medio punto de ventaja, pero llevaba las Blancas y no tenemos en claro todos los factores que ambos jugadores sopesaron para no continuar.
- La cuarta partida crítica fue Rodríguez-Crosa donde Andrés juega una aguda línea de la Siciliana Pelikan, obteniendo el punto y manteniéndose en carrera en un mano a mano por el título.
- Y llegamos, según mi opinión, a la partida decisiva: Granara-Rodríguez donde Sebastián sorprende en la apertura y obtiene ventaja, pero Andrés, demostrando su gran calidad, consigue emparejar en el medio juego y se llega a un final de igualdad. Aquí en una posición muy difícil de desequilibrar, las Negras fuerzan y pierden el final de Torres.
En esta clase de torneos, donde dos jugadores se disputan el título, este tipo de resultados, prácticamente decide la competencia, aunque a Roselli le quedaba todavía un escollo a superar: Sebastián Granara.
-La sexta partida crítica fue Granara-Roselli, donde el actual Campeón, desplegó sus condiciones, tanto para la defensa como para el ataque, imponiéndose con autoridad.
He seguido la trayectoria ajedrecística de Roselli, desde que ganó su primer Campeonato Uruguayo en 1984, hasta el día de hoy, y una de las cosas que le reconozco, además de su potencial ajedrecístico, es su capacidad para preparar los torneos que juega y no en vano ha ganado tantos.
Unas líneas para el benjamín del torneo: Martín Areán. No era el más joven, pero sí el de menos experiencia en este tipo de competencias. Para muchos sorprendió que se clasificase para la final, pero para mí no fue sorpresa, ya que seguí su trayectoria en el último año. Es un jugador que ve bien el ajedrez y en los últimos meses ha tratado de superar sus carencias teóricas. El problema mayor que tuvo que enfrentar, no fue en el campo de las aperturas o de la táctica, sino en la falta de cantidad de partidas en torneos fuertes. Dispone apenas de medio centenar de partidas jugadas y todos sabemos que para competir a este nivel, se necesita haber jugado muchas partidas, que permitan reconocer patrones de resolución. A pesar de los resultados hizo un buen ajedrez.
Para terminar, y después de haber revisado todas las partidas, hago una selección, que en este caso es particular y no tiene que ser compartida por todos o por algunos. Simplemente, son las partidas que me parecieron más interesantes desde el punto de vista teórico-práctico.
a Larrea-Rodríguez
a Larrea-Roselli
a Rodríguez-Alonso
a Muniz -Roselli
a Alonso-Arcos
a Crosa -Larrea
a Granara-Rodríguez
a Crosa-Muniz
a Rodríguez-Crosa
a Granara-Roselli.
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Nota: Agradecemos a Don Mario Saralegui por su constante buena disposición y redacción de esta crónica para nuestro blog.
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